El responsable del departamento de formación de profesores de la Delegación Episcopal de Enseñanza de Madrid: “La clase de Religión no es un privilegio de la Iglesia sino un derecho fundamental de las familias y de los ciudadanos, que las Administraciones están obligadas a garantizar y promover”
Redacción - 14/06/2010 Carlos Esteban, director de Religión y Escuela y responsable del departamento de formación de profesores de la Delegación Episcopal de Enseñanza de Madrid, acaba de publicar el Informe sociológico ‘Protagonistas de la clase de Religión’, según el cual más del 70% de los padres valora con satisfacción las clases de Religión a las que asisten sus hijos. En esta entrevista, explica cómo está la asignatura en las escuelas españolas y la actual situación del profesorado
El 70 por ciento de los padres valora positivamente las clases de Religión, ¿no es contradictorio con el hecho de que se pida la eliminación de esta asignatura?El dato real es que el 77.5% de las familias está satisfecha o muy satisfecha con las clases de Religión que reciben sus hijos, diez puntos más que en el último estudio sociológico de la Conferencia Episcopal hace ya algunos años.
Ciertamente, la valoración que debemos hacer es muy positiva, puesto que revela que el profesorado está haciendo un magnífico trabajo en las clases de Religión. Y lo que revela también es que la clase de Religión es problema sólo para una minoría, porque la mayoría la elige voluntariamente cada curso escolar desde hace ya 30 años y, además, esa mayoría está muy satisfecha con lo elegido, según revela este estudio.
Así que no queda más remedio que concluir que esa minoría que está en contra de la religión en la escuela, también está en contra de la religión en la sociedad, es una de esas minorías que los sociólogos denominan “minorías cognitivas”, que ciertamente son pocos pero con una enorme influencia mediática y política. Sólo ellos están en contra de todo religioso en la sociedad y en la escuela, tienen derecho a pensar así pero no a imponer sus opiniones.
Según el citado Informe, el 83% de estas familias se declaran católicas, pero sólo un 25 por ciento de ellas dice realizar una práctica religiosa habitual. ¿A qué se debe esta separación entre “creencia” y “práctica”? ¿Es normal?Creo que estos porcentajes de los que se declaran católicos y los que tienen una práctica religiosa no son muy diferentes a los de nuestra sociedad actual, aumenta ligeramente el porcentaje de creyentes y de practicantes en el caso de las familias que eligen la clase de Religión.
Sin embargo, aunque su práctica religiosa no sea habitual o muy habitual en la mayoría de estas familias, hay que valorar y alegrarnos de que asuman buena parte de los valores del mensaje cristiano y que los quieran para sus hijos. En un contexto de pluralidad y de secularización tan propio de nuestra época, valoro esos porcentajes como muy positivos.
Casi un 73% de los alumnos ha elegido este curso la asignatura de Religión de forma voluntaria, en la mitad de los casos la eligen sus familias y en la otra mitad ellos mismos. Pero en un 24 por ciento, una de cuatro familias, la percibe "como un privilegio de la Iglesia" que viene de tiempos pasados… ¿es preocupante este dato? ¿Qué consideración le merece esta apreciación?
Ese porcentaje supone que más de cinco millones y medio de alumnos está en las clases de Religión, lo que es toda una alegría para los que creemos en esta propuesta educativa y pastoral, y también una responsabilidad enorme. Pero el dato que me comentas sí es preocupante, la verdad. A mi me parece que si una de cada cuatro familias percibe la clase de Religión como algo más propio de otros tiempos es porque no hemos sabido explicar bien lo que es la clase de Religión en un contexto de democracia y de pluralidad.
Esto supone un reto a pensar eclesialmente, debemos refrescar el discurso y la pedagogía social para explicar a la ciudadanía que la clase de Religión no es un privilegio de la Iglesia, que es posible también elegir otras religiones o confesiones en el sistema educativo y, sobre todo, que no es una concesión del Estado, sino un derecho fundamental de las familias, de los ciudadanos, y que las Administraciones están obligadas a garantizarlo y promoverlo.
Los alumnos de las clases de Religión se manifiestas como creyentes en tres de cada cuatro casos, pero su práctica religiosa es más habitual que las de sus familias. ¿Cómo son estos alumnos de Religión?Los alumnos y alumnas de la clase de Religión tienen un perfil sociológico magnífico, envidiable diría yo, en el conjunto de los jóvenes de nuestro tiempo. Es verdad que están en clase de Religión y uno de cada cuatro dice que no es creyente, lo que revela que la clase de Religión no es sólo para los católicos, sino para todos, y que cumple funciones educativas diferentes para unos que creen y también para los que no creen. Me parece muy revelador que uno de cada cuatro, es decir casi un millón y medio de alumnos, diga que si no fuera por la clase de Religión no sabría nada de la Iglesia ni de las otras religiones. Me parece muy positivo que la práctica religiosa habitual o muy habitual de estos alumnos de Religión alcance el 40%, y más de la mitad de ellos dicen que la clase de Religión les ayuda a creer más en Jesucristo. Valoro que el 82% de nuestros alumnos considere la justicia y la solidaridad como valores fundamentales y que solo el 19% diga que el dinero es más importante que estos valores. Otro dato muy positivo es que más del 40% de estos niños y jóvenes está vinculado a un grupo o asociación juvenil siendo casi el 20% los que realizan algún tipo de voluntariado a favor de la justicia, porcentajes que no se repiten ni de lejos en otros colectivos de estas edades. Y déjame añadirte otro dato que también habla bien de los alumnos de las clases de Religión, una inmensa mayoría, el 86% valora el esfuerzo como parte del estudio y un porcentaje alto cree que no se les exige todo lo que pueden dar como alumnos.
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